La presencia de ese texto en esta edición, la última que revisa el autor antes de su pasaje definitivo a la militancia armada (decisión que, por otra parte, concuerda con la afirmación de que “dentro del sistema, no hay justicia”), parece responder al lugar que Walsh ocupa en ese momento como redactor del semanario de la CGT de los argentinos. Era inútil en 1957 pedir justicia para las víctimas de la “Operación Masacre”, como resultó inútil en 1958 pedir que se castigara al general Cuaranta por el asesinato de Satanowsky, como es inútil en 1968 reclamar que se sancione a los asesinos de Blajaquis y Zalazar, amparados por el gobierno.