En una liga en la que el primer puesto era irremediable para el F. C. Barcelona, las madrileñas lucharon por una de las dos restantes plazas de acceso a la Liga de Campeones. Del lado de la compañía alemana, Adidas tenía un patrocinio vigente con Irán, el cual incluía la dotación de los uniformes que se verían en el Mundial.